El pasado
domingo, Jornada mundial y Pascua del enfermo, celebramos la Unción Comunitaria
de los enfermos y mayores que se habían preparado para ello. Fueron cincuenta y
uno en la Eucaristía
vespertina del domingo más otros diez impedidos que, unos días antes, fueron
preparados, visitados y ungidos en sus propios domicilios.
En el día que
toda la Iglesia
eleva al Señor súplicas por los hermanos que son visitados por el dolor y la
enfermedad o, sencillamente, por el peso de los años, hemos querido unirnos a
esta celebración pidiendo al Señor para ellos la gracia del consuelo, de paz y
de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad o de la
fragilidad de la vejez. Y para acompañar con la oración a los que están más
unidos a la Pasión
de Cristo y consagrados para dar fruto por su configuración con el Cristo doliente.
Al acabar la
celebración, compartimos un ágape en el patio cubierto de la Parroquia. Este
rato de charla y compañía es también muy valorado por los ungidos y los que les
asistían, especialmente los miembros del grupo de Vida Ascendente a quienes hay
que agradecer la esmerada preparación y perfecto desarrollo de los actos.