"Volveré a la casa de mi Padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti". Evocando estos sentimientos del Evangelio y con la confianza de saber que "Dios se alegra más por un sólo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia", como leíamos en el Evangelio, los niños y niñas que este año comulgarán por vez primera, hicieron su primera celebración comunitaria de la penitencia y su primera confesión o reconciliación.
Fue una celebración festiva, alegre, participada por padres y por los mismos niños. Aunque los niños no "se habían marchado" tan lejos como lo hizo el hijo menor de la parábola, experimentaron con la misma alegría de aquel el abrazo del Padre que "es Amor", como decía la lectura de la Primera Carta de San Juan. Al final, niños, padres y catequistas compartieron una pequeña merienda que habían aportado entre todos.