jueves, 20 de junio de 2019

Acción de gracias por el Curso Pastoral 18-19 y la Misión Parroquial

   El pasado día 16, domingo de la Santísima Trinidad, celebramos la Eucaristía en acción de gracias por toda la labor pastoral llevada a cabo en el curso pastoral 2018-2019, que ahora acaba, y por la Misión Parroquial, que hemos estado celebrando en estos meses pasados en unión con toda la Diócesis.
   El párroco recordaba en la homilía que una Parroquia, territorial por definición y con límites establecidos por decreto episcopal, es de verdad una parroquia-comunidad cuando un buen grupo de fieles (siempre “in crescendo”) son capaces de avanzar cada día más en la fe y en la relación con el Señor, son capaces también de vivir la fraternidad cristiana en la comunidad y están dispuesto a llegar con su testimonio, sus palabras y la coherencia de su vida, a todas las calles y rincones de la feligresía. Al mismo tiempo emplazaba a todos a retomar, con fuerzas renovadas por el descanso estival, todos los buenos deseos y propósitos expresados a lo largo de las asambleas domiciliarias de la Misión.
   A la Eucaristía, sentida y participada, como es habitual en nuestra comunidad, siguió un ágape fraterno, que en este caso consistió en una enorme y exquisita paella que cocinaron Agustín Melero, Ana su esposa, su hermana y un buen grupo de colaboradores.
   Los casi ciento veinte comensales que disfrutamos de este encuentro festivo y esta comida compartida coincidimos en la necesidad de repetir tan buena experiencia.
   Desde aquí mil gracias a los voluntarios que hicieron el trabajo con tanto esmero y a todos los comensales por el buen desarrollo de esta acción comunitaria.

domingo, 16 de junio de 2019

Pascua del Enfermo. Unción comunitaria de los Enfermos

   Un año más, el domingo VI de Pascua, hemos celebrado la Pascua del Enfermo con una Unción Comunitaria de Enfermos. Han sido 63 mayores y aquejados por alguna enfermedad los que han participado en el encuentro comunitario en la misa del domingo, más otros 9 que lo han recibido en sus propios domicilios. 
   También, como siempre, ha sido una preciosa experiencia de fe y de alegría pascual, no sólo la celebración, participada, festiva, solemne, sino también el ágape que le siguió. Para muchos de los ungidos, que salen ya poco de casa, es una oportunidad para relacionarse con conocidos y amigos en su misma situación y para hacer un descanso en su día a día.
   Nuestro agradecimiento a todos los que han hecho posible la celebración litúrgica y el ágape, en especial a los miembros de Vida Ascendente, que asumen esta tarea cada año.