martes, 26 de enero de 2016

El Jubileo de la Misericordia

           El papa Francisco ha decretado un “Jubileo Extraordinario de la Misericordia” para celebrar el 50 aniversario de la clausura del concilio vaticano II, profundizar en su implantación y situar en un lugar central el misterio de la Misericordia de Dios. Y, como consecuencia, la renovación de la Iglesia y cada uno de sus miembros, “Misericordes sicut Pater (Logo), para “ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios” (MV 5).
            El Jubileo de la Misericordia comenzó el 8 de diciembre de 2015 y concluirá el 20 de noviembre de 2016.

            Pero ¿qué es un Año Santo? ¿qué significa ganar la indulgencia plenaria?

1. ¿Qué es un Año Santo?

            El Año Santo o Año Jubilar, que sigue de cerca la celebración del Año Jubilar del Antiguo Testamento (Lv 25,10), es tradicionalmente un año de perdón, reconciliación y renovación espiritual. Hasta ahora solo se han realizado 26 celebraciones jubilares ordinarias. La última fue el Jubileo del año 2000 convocado por san Juan Pablo II. Un jubileo “extraordinario” puede ser convocado en una ocasión especial o por un evento que tiene una importancia especial, como es el caso del Año santo de la Misericordia.

2. ¿Cuál fue el primer Año Santo de la historia?

            El primer Año Jubilar de la historia, con el perdón general de todos los pecados, tuvo lugar en el 1300 por iniciativa del papa Bonifacio VIII. La idea era celebrarlo cada 50 años, siguiendo la antigua costumbre judía, pero después se pasó a convocarlo cada 25 años para asegurar que tenga lugar una vez para cada generación.

3. ¿Qué significa una indulgencia plenaria?

            Lo esencial del jubileo es pedir perdón a Dios y perdonar a los demás.
           La indulgencia, que se gana al cruzar la Puerta Santa, “alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado” (MV 22). Lo devuelve al estado original. Esta indulgencia jubilar se puede ganar también para los difuntos “para que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin” (Carta a R.Fisichella).

4. ¿Qué es una Puerta Santa?

            Cada una de las cuatro basílicas de Roma, también en templos que celebran años jubilares, tienen una Puerta Santa, que normalmente se sella desde el interior para que no se pueda abrir. Las puertas santas sólo se abren durante el año del Jubileo para que los peregrinos puedan entrar a través de ellas y ganar la indulgencia plenaria vinculada al Jubileo.
            Con el rito de la apertura de la Puerta Santa, símbolo de Cristo, se pretende ilustrar simbólicamente que a los fieles de la Iglesia se les ofrece un “camino extraordinario” hacia la salvación durante el tiempo del Jubileo.
            La peregrinación hacia la misma es la imagen del camino que se ha de realizar para alcanzar la misericordia, don de Dios, que requiere compromiso y esfuerzo por nuestra parte. El Papa mismo, siguiendo el Evangelio, describe las “etapas” de esta peregrinación estipulada: “no juzgar y no seréis juzgados, no condenar y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará” (Lc 6,37-38; MV 14). Así, “atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre es con nosotros” (MV 14).

5. ¿Cuáles son las condiciones para obtener la indulgencia plenaria?

            Los requisitos son: una breve peregrinación hacia la Puerta Santa como signo del deseo de conversión,  recibir con esta ocasión (hasta unos veinte días previos o posteriores) el Sacramento de la Reconciliación,  la celebración de la Eucaristía, reflexión sobre la misericordia, profesión de fe (credo), y orar por el Papa y sus intenciones.

6. ¿Es necesario peregrinar a Roma?

            No. Por disposición del Papa (MV 3), el domingo 13 de diciembre, cada obispo abrió la Puerta Santa de la catedral de su diócesis. Es el primer jubileo que permite ganar las indulgencias en miles de lugares del mundo entero.
7. ¿Interesa solo a los católicos?

            No. “La misericordia posee un valor que sobrepasa los confines de la Iglesia” (MV 23). El Jubileo de la Misericordia crea una mayor sintonía espiritual con judíos y musulmanes, que también consideran la misericordia como el primer atributo del Dios único, favoreciendo el encuentro, diálogo y comprensión con estas y otras nobles tradiciones religiosas. .

8. ¿Qué pasa con los enfermos y los presos? (Carta a R.Fisichella)

            Las personas enfermas o impedidas podrán ganar la indulgencia en sus casas, viviendo “con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación”. También los presos ‑que el Papa Francisco visita con frecuencia‑ podrán ganar la indulgencia “en las capillas de las cárceles y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre”.

9. ¿Qué pasa con los pecados muy graves como el aborto?

            Durante el Año Jubilar, todos los sacerdotes podrán perdonar el pecado de aborto, por su especial gravedad reservado habitualmente al obispo, a quienes arrepentidos de corazón, pidan por ello perdón.  Cometen ese pecado no solo la mujer embarazada, sino también todas las personas ‑médicos, asistentes, gestores de clínicas especializadas, etc.‑ que llevan a cabo materialmente ese procedimiento o lo provocan.

10. ¿Y los pecados cuyo perdón están reservados al Papa?


         El próximo Miércoles de Ceniza, Francisco otorgará a 800 sacerdotes «Misioneros de la Misericordia», el encargo de ser “predicadores de la misericordia y confesores llenos de misericordia”. Recibirán del Papa  Francisco la facultad de perdonar los pecados reservados a la Sede Apostólica, como la profanación de formas eucarísticas, la absolución a cómplices en pecados sexuales, la ordenación de obispos sin permiso, la ordenación sacerdotal inválida de mujeres o la rotura del secreto de confesión.