Al día siguiente, nos dirigimos a la histórica y preciosa ciudad de Trujillo, cuna de los conquistadores del Perú y ya por la tarde nos acercamos al casco histórico de Cáceres, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Terminamos el día celebrando la Eucaristía de Pentecostés en la parroquia de La Asunción de Malpartida donde fuimos acogidos como hermanos en la fe por el párroco y la comunidad local.
Y ya, para finalizar nuestro viaje, dedicamos la mañana del domingo a visitar la antigua Emérita Augusta (Mérida). Tras un recorrido panorámico en bus por los lugares más emblemáticos de la ciudad antigua, visitamos el Arco de Trajano, los restos del templo de Diana y el Teatro romano de Adriano.
Después de la comida volvíamos a Jaén llenos de alegría por la riqueza contemplada y por el ambiente fraterno que se creó en todo el grupo. Una experiencia inolvidable que anima repetir en nuevos destinos y rutas.