Todos los años, llegado el domingo del Domund, nuestra parroquia y todas las comunidades del mundo, vuelven su mirada a los cristianos que misionan en países llamados "de misión".
Para orar por ellos, para ayudarles económicamente en sus proyectos de evangelización, pero sobre todo, para aprender de ellos, para comprender que toda la Iglesia "es misión", que todo cristiano es misionero en su ambiente y que los que están en primera línea lo hacen siguiendo la llamada de Jesucristo y en nombre de toda la Iglesia.
Para que nuestras iglesias y comunidades se sientan implicadas, se sensibilicen y comprendan su responsabilidad en la tarea evangelizadora de la Iglesia, algunos de estos misioneros, aprovechando su merecido descanso y su visita a sus familias cada tres años, dan testimonio de su vida en misión a niños, jóvenes y adultos.